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«Las rastras y los arados ya pasaron a la historia».

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Para Uziel Ramos, la diversificación de su actividad, la rotación de cultivos y la eficiencia son rubros clave para mantenerse en la producción de alimentos, rentables y sustentables

Marco Díaz

Palmarito de los Angulo, Guasave, Sin. _ Egresado del ITSON, en Ciudad Obregón, como Ingeniero Biotecnólogo con maestría en recursos naturales con acentuación a la producción de hortalizas, Uziel Ramos, incursionó en la agricultura hace 5 años, como consecuencia del repentino fallecimiento de su padre, Daniel Ramos Angulo, reconocido productor de la región del Évora.

Ramos Zamudio se ha apoyado en la creatividad, en el cuidado de los costos de producción y en una visión de los negocios enfocada a la producción de hortalizas de exportación y, a la producción de granos básicos a través de las Agrícolas Kaban y Uzalca, respectivamente. “Es herencia de mi padre, yo la seguí adelante, y la estamos trabajando bajo los principios de agricultura de conservación”.

En la producción de maíz, Uziel destaca que utiliza tecnologías como el riego por goteo, nutrición balanceada, manejo integrado de plagas y en general, la rotación de cultivos; “Estamos manejando rotación grano-hortaliza y hortaliza-grano. Y le damos un manejo para hacer dos o tres ciclos en un solo ciclo productivo”.

¿Qué ventajas has tenido en estas prácticas de Agricultura de Conservación?

Existe una falsa teoría, ahorita después de cuatro años lo he entendido y lo he implementado, de que la Agricultura de Conservación baja los rendimientos… yo considero que es una falta de conocimiento de la técnica.

La curva de aprendizaje es dos o tres temporadas para entender cómo ser más eficiente en la siembra, fertilización, manejo de plagas y nutrición para obtener grandes resultados.

Yo empecé en el 2014 con rendimientos de 10 toneladas por hectárea promedio que es el rendimiento en la zona; en la última temporada obtuve 15 toneladas por hectárea y para esta próxima cosecha pretendo las 16 toneladas.

¿Cómo ha sido la relación con el CIMMYT?

Conocí al CIMMYT estudiando en Ciudad Obregón. Estuve bajo la asesoría del doctor Iván Monasterio, utilizando el sensor GreenSeeker en 2010. Le di una entrada al Campo Experimental Norman E. Borlaug, después me vine a Sinaloa con cierta noción de lo que era el CIMMYT.

Ya con la incursión el Club de Agricultores de Conservación de la Región del Évora y con la ayuda de los compañeros del CIMMYT en Sinaloa, me apegué más a la técnica.

Tenemos una relación estrecha, me han dado seguimiento para bajar costos, ser más eficientes en la nutrición y en el manejo del sistema con la finalidad de alcanzar grandes rendimientos.

El agricultor actual que quiera innovar sin la ayuda de estos grandes organismos, es difícil hacerlo solo, o a la deriva. Gracias a su apoyo hemos alcanzado metas y resultados.

¿Cómo te integraste al Club?

Tengo la fortuna de pertenecer a este organismo desde hace cuatro años, con la ayuda de grandes líderes como Silvano Gaxiola, Jorge Luis Arredondo, entre otros compañeros, hemos logrado estar hombro a hombro en este camino con dificultades, pero con base a la experiencia de cada productor, de cada ingeniero, hemos sacado adelante este barco.

Ahorita el club es uno de los más importantes del país, traemos una superficie muy considerable, traemos un buen número de productores que han incursionado en esta técnica, que para mí., mínima labranza y Agricultura de Conservación son términos muy diferentes.

Yo le voy más a Agricultura de Conservación porque ahí le regresamos al suelo lo que tanto nos ha dado; tenemos la mala costumbre de explotar el suelo y no devolverle nada.

El productor que no hace uso de esta técnica no va a tener que dejarles a sus hijos y por lo tanto debemos de hacer ese tipo de prácticas para bajar los costos que tanto nos han pegado en el bolsillo, lejos de ser agricultores, debemos ser empresarios agrícolas, pensar en la rentabilidad, en lo que es nuestro negocio familiar, para tener grandes resultados y satisfacciones.

¿Cómo viviste la transición de Agricultura Tradicional a Agricultura de Conservación?

Existe la costumbre en la región de que para producir más hay que tener grandes aparatos, maquinaria y estar a la última tecnología. Yo les puedo platicar nuestro caso; mi papá empezó con un tractor de los 80’s, con una sembradora que no era de precisión, empezó con la convicción de hacer las cosas diferente porque ya se había dado cuenta que la agricultura comercial estaba pasando por malos momentos; la rentabilidad era mínima, el desgaste era anual y a la vuelta del año volver a subsistir con bajos rendimientos, bajos precios del mercado era imposible.

Inició adecuando su maquinaria, lo que tenía, adaptó el disco cortador. Una vez que me dejó el legado, empecé a adaptar más maquinaria, a adquirir maquinaria nueva. Hay maquinaria sofisticada que nos facilita el proceso, pero la clave está en querer hacerlo, en notar que lo que estamos haciendo no está funcionando y querer cambiar. Eso es lo importante; tener la capacidad de iniciar un nuevo proceso.

Ya cuando la misma rentabilidad de los cultivos vaya dando es bueno tener tractor nuevo, fertilizadora nueva, pero no hay necesidad de tenerlo, con cualquier maquinaria se puede establecer.

Las rastras, los arados, los subsuelos ya pasaron a la historia en esta tecnología, ahorita solamente la fertilizadora, la sembradora y listo. Entonces mi esfuerzo lo dedico en tener una buena siembra, buena nutrición, buen manejo y balanceo en todas las actividades que lleva el ciclo productivo y así llegar al fin de temporada con buenos rendimientos.

¿Cuál es tu experiencia del riego por goteo en granos?

Es uno de los factores más importantes para tener buenos resultados. Cuando no conoce uno la técnica sí se dificulta porque se pone uno a pesar cómo le voy a hacer con tanto residuo vegetal, más si venimos de cosecha de maíz.

Yo actualmente no uso la trituradora ni la desvaradora, me voy de cosecha en junio a siembra en noviembre, diciembre, con base en mi fecha ideal, fertilizo, doy riego de asiento, a los 30 o 40 días hago mi siembra con mi sembradora de mínima labranza y de ahí para adelante es un manejo normal como cualquier otro.

En la región damos cuatro riegos de auxilio, riegos rodados, el primero lo doy a los 55 días o 60, sin ningún estrés en la planta por captación de agua, el segundo, tercero y cuarto lo doy cada a los 25 o 30 días y con eso cierro.

Ya llegando a lograr un stay green en la planta a final de cosecha muy bueno, andamos cosechando con el 15 o 16% de humedad y alcanzando rendimientos arriba de las 14 o 15 toneladas por hectárea.

En otros granos básicos como el garbanzo, esta temporada hicimos pruebas con mínima labranza, alcanzamos un buen desarrollo vegetativo, haciendo un riego de base con buena nutrición y experimentamos con dos y tres riegos de auxilio, a 120 días en pie, considero que estaremos arriba de las 2.5 o 3 ton por hectárea.

Para concluir, Ramos Zamudio expresa su experiencia con respecto al riego rodado de asiento que, en Sinaloa, se hace tan pesado que llega a estresar la planta incluso hasta en el primer auxilio.

“En mi experiencia; estresarlo tanto no merma la genética del híbrido en rendimiento y al momento de dar el riego de auxilio es inundación, lo volvemos a estresar, me he bajado a los 40-55 días y creo que así se potencializa la genética del híbrido y el rendimiento sin ocasionarle estrés a la planta”.

Así concluyó una larga plática con el joven productor agrícola, quien ha sabido aprovechar los conocimientos adquiridos en la universidad, con la experiencia que solamente se adquiere en el surco.

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