Edición Online

EDICIÓN ONLINE

COMPRA:

VENTA:

COMPRA:

VENTA:

Académico

Estudian la fenología y biología reproductiva de la Pitahaya Roja.

  • Compartir

 

Redacción/@Comentarios_Sin

 

Culiacán, Sinaloa. 04 de agosto de 2018. Desde 2017, Bladimir Salomón Montijo, profesor adscrito a la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) busca la “Relación del Clima con la Fenología y Biología Reproductiva de la Pitahaya Roja (Stenocereus martinezii), en la región Central del Estado de Sinaloa”, como parte de su proyecto de investigación apoyado por el Programa de Fomento y Apoyo a Proyectos de Investigación (PROFAPI).

 

El especialista expuso que la pitahaya es la fruta proveniente de una planta cactácea, y como tal, es muy resistente a las sequías. La planta es un cactus suculento, rústico, de tallos largos triangulares, cuyos tentáculos buscan las rocas incesantemente por las que sienten una especial predilección, haya tierra cercana o no; y suele enredarse en los árboles próximos alimentándose de la humedad de sus cortezas o trepa a sus anchas por las ramas a ocho o diez metros del suelo sin penetrar un solo centímetro en tierra.

 

En México existen 23 especies de este fruto perteneciente al género Stenocereus, de las cuales ocho son endémicas de Sinaloa.

 

“Esta que tenemos aquí en Arroyo Grande, Sanalona, es la Stenocereus Martinezii; la que se distribuye en Choix y Badiraguato, es Stenocereus Montanus; y la que se distribuye en El Fuerte, una parte de Ahome y todo el sur del Estado de Sonora, es la Stenocereus Thurberi”, manifestó.

 

El objetivo de estudio, según el investigador, ha sido evaluar la relación de factores climáticos con la fenología, así como determinar la biología reproductiva de la pitahaya roja (Stenocereus martinezii) en poblaciones silvestres de municipios del centro de Sinaloa con el fin de obtener información básica que permita preservar la especie en mención.

 

“Lo primero que teníamos qué definir era su fenología y no es otra cosa más que ver los cambios que existen en estas plantas en relación con el clima; y al ser una cactácea su fenología está acotada a la fenología reproductiva, es decir, desde el momento que aparecen los botones y que los botones se convierten en flores, y esas flores, de existir polinizadores, son polinizadas para convertirse en frutos”, explicó.

 

El proyecto se ha desarrollado en tres poblaciones silvestres ubicadas en el centro de Sinaloa, localizadas sobre un gradiente de 132 km de longitud, desde la costa hasta el pie de montaña de la Sierra Madre Occidental, dijo.

 

La primera población se localiza en el Ejido Guillermo Prieto en Estación Dimas, San Ignacio, la segunda en Japuino, Elota, y la tercera, en la comunidad de Arroyo Grande, Sanalona perteneciente al municipio de Culiacán; donde se dio seguimiento al inicio de la apertura de flores así como de su cierre para determinar el tiempo de antesis, obteniendo que la especie es nocturna, ya que abre al atardecer y cierra por la mañana al día siguiente.

 

Asimismo se han aplicado diferentes técnicas de monitoreo para identificar los posibles polinizadores y dispersores de la especie, logrando identificar que los murciélagos de la especie Leptonicteris yerbabuenae y colibríes Amazilia spp son los principales polinizadores. Los pájaros carpinteros Melanerpes uropigialis  y las palomas Senaida asiática, actúan por su parte, como dispersores.

 

“Otro aspecto que estamos estudiando es su composición, llamada en ecología estructura poblacional, es decir, estamos viendo que la mayoría de los individuos que nos encontramos en el monte son adultos […], no estamos encontrando individuos juveniles; entonces eso nos refiere ciertas cosas que están pasando con la especie y que por ello debemos hacer planes de manejo para un futuro repoblar algunos sitios en donde no exista una germinación como esperamos que haya”, reportó.

 

Otro aspecto que se ha detallado es el tipo de suelo en el que se desarrolla con mayor frecuencia la especie, siendo éste del tipo de los Leptosol.

 

Igualmente, Salomón Montijo ha dado seguimiento al aprovechamiento de la pitahaya en las comunidades de Arroyo Grande en Sanalona; Japuino en Elota; Los Humayes en San Ignacio y Los Cerros Tepuxtla en Concordia; encontrando que los pobladores que cohabitan con la especie utilizan sus frutos maduros como alimento y, en temporada, representa un fuerte ingreso económico para aquellos que se dedican a su recolección con fines comerciales, como es el caso de Don Mario García Quintero, vecino de la comunidad de Arroyo Grande, quien junto con veinte recolectores más acuden a las tierras contiguas a sus hogares para cortar pitahayas todos los días a las 4 de la mañana.

 

“En un futuro queremos trabajar más a la mano con ellos y empezar a darle un valor agregado al fruto que se colecta tradicionalmente año tras año; queremos que en un mediano o largo plazo, comunidades como la de Arroyo Grande y otras que estamos trabajando, puedan transformar los frutos y no nada más venderlos en forma fresca sino que todo el año tengan otras alternativas de venta”, indicó.

 

En esa comunidad el biólogo también ha recopilado información acerca de la morfología, volumen, número de semillas, grados brix y PH de la pitahaya, observando que no existe una diferencia significativa en el transcurso de la temporada reproductiva.

 

Por otro lado se ha inferido que la especie está pasando por una sobre explotación de sus frutos representando algunos problemas a futuro derivados de la disminución de las poblaciones silvestres.

 

Por ello y por su importancia ecológica, finalizó, es que la Pitahaya Roja Stenocereus martinezii está bajo el estatus de ‘protección especial’ según la Norma 059 de la legislación ambiental vigente.

 

“Nosotros como Universidad Autónoma de Sinaloa estamos interesados en preservar esta especie y que sea un legado para que futuras generaciones puedan disfrutar de este manjar con el que nos deleitamos año con año”, concluyó.

COMENTAR ESTA NOTA

Icono de Whatsapp