Fernando García, especialista en hidráulica, asegura que el vital líquidos comenzar a cobrar por volumen y no por hectárea
El ciclo agrícola Otoño-Invierno constituye un reto para Sinaloa ya que en las presas del Estado se tiene una disposición de 29% de agua y de ello se debe descontar el azolve que presentan estas obras hidráulicas así como también las pérdidas que se dan por filtración, evaporación y mala distribución del vital líquido antes de llegar a las parcelas, advirtió Fernando García Páez.
El especialista en Hidráulica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Sinaloa dijo que ante esta problemática que cada vez es más recurrente se requiere la implementación de una política pública que permita una mejor optimización del agua para consumo humano y uso agrícola.
“Esos niveles que están monitoreados en las presas corresponden a la superficie libre del agua que se encuentra en los vasos, realmente hay un volumen que debería descontarse que es el que corresponde al volumen del azolve de las presas dado su antigüedad ha acumulado a través del tiempo”, comentó.
Entre los cambios en la política pública de manejo del agua, García Páez sugirió que en lo sucesivo el vital líquido se cobre a los productores por volumen y no por hectárea como se hace actualmente lo cual propicia que el agricultor o ejidatario riegue su parcela con la mayor cantidad de agua posible sin considerar que cuando se aplica esa técnica se tiene un mayor desperdicio.
“Para la escasez si hace falta hacer un cambio y debería hacer un análisis de los tipos de cultivos y no nada más producir por producir sino debería hacerse un esquema completo que involucre el agua, que va a producirse y cómo es su comercialización para así no tener excesos en la producción de algunos tipos de cultivo que puedan ser no benéficos para el agricultor”, detalló.
El académico e investigador de la Facultad de Ingeniería de la UAS sostuvo que la eficiencia del agua a través de los distritos de riego es de un 54% y que está más que comprobado que hay un 46% del vital líquido que termina desperdiciándose.
“La optimización tiene que ver con que pueda haber un cambio para que todavía tengan más oportunidad los agricultores, es un cambio del patrón de cultivos, en lugar de ser maíz que su ciclo vegetativo es de 8 meses, pudieran ser otros cultivos como el cártamo que tiene ciclos vegetativos más cortos y que consumen menos agua”, anotó.
Subrayó que, para garantizar mayores volúmenes de agua disponibles, se requiere que en la Ley Federal de Aguas y sus reglamentos se contemplen premios para quienes cuidan el agua y sanciones severas para quienes la desperdicien.
García Páez puntualizó que si estas políticas públicas se establecieran ayudarían en gran medida a que los problemas se redujeran y los agricultores no estuvieran cada año con la incertidumbre de saber si contarán o no con agua para sacar adelante sus cultivos.