El agricultor asegura que los rendimientos se han mantenido, mientras que sus costos de producción han disminuido
Redacción
Guasave, Sin., 1 de febrero de 2022._ «La agricultura de hoy nos exige rentabilidad y sustentabilidad en el manejo, de tal forma que obtengamos alimentos más sanos, nutritivos y sin contaminantes, esta es la agricultura sustentable que nos define que podemos producir con mucho menos costos» señaló el presidente del Club de Mínima Labranza, José Luis Arredondo.
Durante un recorrido de campo en cultivos de maíz y garbanzo en cero labranza, en lotes con hasta 9 años de siembra directa, Arredondo Sandoval expresó que con estas acciones se obtienen los mismos rendimientos, con productos más sanos para el consumidor final.
En el campo del productor Jesús Soto Valle, el dirigente dijo que la mínima labranza se compone por agricultura sustentable, nutrición integral basada en análisis de suelo, control y manejo biológico de plagas; este modelo produce a costos más competitivos que ajusta el uso de insumos que hoy por hoy, en el mercado están muy elevados».
Arredondo Sandoval recordó que inicialmente la reunión se llevaría a cabo en coordinación con Grupo Terminel con el objetivo de conocer el panorama de comercialización del garbanzo.
Por su parte, Jesús Soto Valle, anfitrión del recorrido de campo, reconoció que son pocos los productores que se atreven a romper paradigmas con relación a las prácticas de siembra y ejemplificó que, con relación a su siembra de garbanzo se ahorró incluso un riego.
Dijo que, como parte del manejo, aprovecha microorganismos benéficos en el tiempo de lluvias, aplicados por la tarde, de tal forma que el lote los aprovecha de manera más eficiente; «y cuando otros andan carrereados preparando (la siembra) nosotros ya estamos preparados», aseguró.
El productor, con basta experiencia, consideró que si bien existe el rumor de que al segundo o tercer año en agricultura de conservación los rendimientos bajan, en lo particular se han mantenido en 13 toneladas de maíz por hectárea.
Recordó que el año pasado sembró sorgo, manejando el rastrojo en el lote, para posteriormente sembrar maíz; «no se hizo ningún trabajo, se hizo también la aplicación de microorganismos porque sí había mucha paja, llegó la fecha para fertilizar para la siembra de maíz y se hizo el trabajo sin ningún problema», externó.
De esta forma, dijo, ha llevado a cabo uno de los principios de la agricultura sustentable, que es la rotación de cultivos, al pasar del sorgo, al maíz y actualmente al garbanzo.
«Los costos han sido mucho menores, nada más en el consumo de combustible, son tres o cuatro mil pesos que no se gastan en preparación, así como menor desgaste de maquinaria y a parte de eso que no desgastamos el suelo», señaló.
El año pasado, recordó, obtuvo 3.5 toneladas de garbanzo por hectárea, en otro lote que también se ha manejado con agricultura de conservación.
La JLSV al disposición del productor
Por su parte, Carlos Beltrán Astorga, presidente de la Junta Local de Sanidad Vegetal del Valle del Évora puso a disposición de los productores los beneficios que dicho organismo ofrece; desde los insectos benéficos hasta los microorganismos como trichoderma.
Reconoció que el Club de Labranza de Conservación de la Región del Évora ha contribuido a ampliar el aprovechamiento de prácticas sustentables, incorporando materia orgánica al suelo y cambiando paradigmas.
Dijo que si bien algunos hacen agricultura de conservación, otros hacen mínima labranza, pero el propósito sigue siendo el mismo.
Síguenos en nuestras redes sociales:
Twitter: https://twitter.com/comentarios_sin
Instagram: https://www.instagram.com/comentarios_sin/
Youtube: https://www.youtube.com/channel/UCzoMFA87ds0mUD0CsKAqkdA
Facebook: https://www.facebook.com/comentariossin