
Perder el acuerdo significa desestabilizar una cadena agroalimentaria integrada, eficiente y confiable
Redacción | Canal de Whatsapp
Culiacán, Sin., 14 de julio de 2025._ El Acuerdo de Suspensión del Dumping del Tomate es un instrumento comercial que evita la imposición de un arancel del 17.09% a los productores mexicanos que se comprometen a no vender sus tomates por debajo de un precio piso y a mantener al menos al 85% de los exportadores nacionales dentro de este esquema, su vigencia ha garantizado durante décadas, el ordenamiento del mercado y la confianza entre productores, importadores y consumidores, advirtió la CAADES.
En un comunicado girado por su área de prensa el organismo agrícola expresó que, este 14 de Julio podría marcar un punto de quiebre para la industria tomatera binacional. La terminación del acuerdo entre México y Estados Unidos no es solo un tema legal o técnico; es una decisión que compromete el acceso a alimentos frescos, la estabilidad de precios y el sustento de miles de trabajadores a ambos lados de la frontera.
Detalla que dos de cada tres tomates que se consumen en Estados Unidos provienen de México y Sinaloa lidera la producción nacional con más del 22 % del volumen exportado, generando una derrama económica nacional superior a los 3 mil millones de dólares.
En el país, el tomate genera empleo directo para más de 350 mil jornaleros agrícolas y casi un millón de empleos indirectos. Perder el acuerdo significa desmantelar mucho más que cifras, significa desestabilizar una cadena agroalimentaria integrada, eficiente y confiable.
Desde Nogales, Arizona, Javier Badillo presidente de la División de Tomate en la Fresh Produce Association of the Americas (FPAA), advierte con claridad: la cancelación del acuerdo no beneficia a nadie. Ni a los productores tradicionales ni a los innovadores de invernadero, y mucho menos al consumidor estadounidense, que terminaría pagando más por menos opciones.
Desde 1996, el estado de Florida ha impulsado argumentos ante el Departamento de Comercio de EE. UU., acusando a México de prácticas desleales. Pero sus verdaderos retos urbanización, huracanes, suelos pobres y escasez de mano de obra no se resuelven con aranceles. El abandono de cultivos en ese estado evidencia que su modelo agrícola está en crisis.
Y se suma la paradoja: muchas empresas floridanas que han invertido en México critican el mismo modelo que adoptaron para abastecer la demanda de tomates madurados en planta.
La evolución de esta industria no se detuvo en Florida. México, Canadá y EE. UU. Han apostado en los últimos años por la agricultura protegida y por variedades innovadoras: roma, cherry multicolor, especialidad, mezclas gourmet o productos diseñados para snack. La categoría se transformó. Hoy el consumidor exige más: calidad, sabor y disponibilidad todo el año. Y México cumple.
Eliminar el acuerdo sería un retroceso. Estudios del Dr. Timothy Richards, catedrático de la Morrison School of Agribusiness de la Universidad Estatal de Arizona (ASU), estiman que los precios al consumidor podrían incrementarse hasta en un 52 %, con aumentos mayores en invierno, cuando la oferta estadounidense baja considerablemente. Además, se perderían 47,000 empleos ligados a la logística, el comercio y los servicios alimentarios, todos ellos dependientes de este flujo comercial binacional.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es la inelasticidad en la demanda del tomate: aun con precios altos, los consumidores mantendrán sus hábitos de compra. En otras palabras, el impacto económico lo absorberá directamente el consumidor final, afectando su acceso alimentario.
Frente a esta realidad, la asociación Florida Tomato Exchange (FTE) parece dispuesta a sacrificar a la industria mexicana del tomate para proteger su nicho, aunque ese segmento ya no responde a lo que el consumidor actual demanda.
En CAADES no solo defendemos el acuerdo. Defendemos la competitividad agrícola, el tratado de libre comercio con EE. UU. Y la seguridad alimentaria regional. Nuestro comercio agropecuario con ese país es complementario y equilibrado. Beneficia tanto a los agricultores mexicanos que exportan frutas y hortalizas, como a los granjeros norteamericanos que nos venden granos, oleaginosas, carne y lácteos. Pero, sobre todo, beneficia a los consumidores de ambos países.
Ante la entrada en vigor del arancel del 17.09 %, recomendamos a los productores planear su programa de exportación y hacer las previsiones necesarias con sus distribuidores. Por nuestra parte, junto con otras organizaciones hortícolas de México y en coordinación con las autoridades estatales y federales, continuaremos con las gestiones ante el Departamento de Comercio de EE. UU. Para encontrar una solución que atienda las preocupaciones de ambas naciones.