Samuel Sarmiento. Economista, asesor agroindustrial y financiero.
En primer lugar, que se entienda que los apoyos y subsidios para el campo no son dádivas ni limosnas, sino mecanismos fiscales para compensar las asimetrías con los países desarrollados con quienes se nos obligó a competir desde la firma del anterior Tratado de Libre Comercio.
Segundo. Que del trabajo y del esfuerzo de los productores agrícolas, ganaderos y pesqueros dependen la calidad y la cantidad de los alimentos que consumimos más de 125 millones de mexicanos, así como la estabilidad de los precios de la canasta básica y la Soberanía Alimentaria, que tanto menciona el Presidente de la República, pero que parece que nadie le ha explicado qué es, ni como implementarla.
Sin lugar a dudas, el campo debe ser considerado un sector estratégico para el desarrollo económico y social de nuestro país.
Tercero. Que los precios de los granos vienen en picada. En los últimos 4 meses el maíz ha perdido 29.6 dólares, eso significa alrededor de 575 pesos por tonelada. Para un productor de 10 hectáreas, que cosecha 100 toneladas, eso significaría una pérdida acumulada de 57 mil 500 pesos del valor de su cosecha. Por lo que hoy más que nunca se requieren los apoyos a la comercialización.
Cuarto. Sin presupuesto no existe Política Pública para el campo. Por ello, se requiere, al menos:
- Para el Programa de Apoyos a la Comercialización, también llamado Agromercados Sociales y Sustentables = 6,700 millones de pesos.
- Infraestructura hidroagrícola = 4,000 millones de pesos.
- Programa de Concurrencia con Entidades Federativas = 2,000 millones de pesos.
- Programa Crédito Ganadero a la Palabra = 4,000 millones de pesos.
- Programa Fomento Ganadero = 500 millones de pesos.
- Programa de Productividad Pesquera y Acuícola = 1,036 millones de pesos.
- Mujer Rural = 1,400 millones de pesos.
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