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UN CAMPO DE RETOS.

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SERGIO ESQUER PEIRO, UN HOMBRE QUE HA VIVIDO LA TRANSFORMACIÓN DE LA AGRICULTURA SINALOENSE

 

 

 

Cristina Medina/@Comentarios_Sin

 

Su llegada a la actividad hortícola fue circunstancial. Sus inicios fueron en la industria arrocera hace 25 años; hoy en día Sergio Raúl Esquer Peiro ocupa la presidencia de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán (AARC), una plataforma que lo ha llevado a enfrentar diversos retos tanto en la producción de grano como de hortalizas.

 

En entrevista con Comentarios el líder agrícola comenta que el sector productivo enfrenta diversas dificultades, sobre todo en lo que se refiere a la rentabilidad. En contraste, califica al campo sinaloense como uno de los más avanzados y tecnificados, incluso más que el de Florida, en Estados Unidos.

 

¿Cómo empezó en el sector agrícola?

Después de que concluí la licenciatura en Derecho en la Ciudad de México me regresé a Culiacán. Posteriormente aquí estudié una maestría en Administración de Empresas en el Tecnológico de Monterrey. Mi primer trabajo fue en una empresa familiar que era una empresa arrocera; a mí me tocaba estar en el proceso industrial, le dábamos el proceso al arroz Palay para volverlo blanco, clasificarlo y venderlo.

En esa época empecé a participar como consejero de la Asociación de Arroceros Industriales del Estado de Sinaloa. Estos fueron mis primeros ‘pininos’ en los organismos empresariales. Después me incorporé en un negocio familiar de horticultura, donde lo mío fue un tema de asesoría a nivel financiero. Ya después de establecí en la empresa y empezamos a crecer en el área de La Cruz, de Elota.

Me tocó la introducción de cultivos como el maíz y el frijol; una transformación del estado, un cambio que nos llevó a ser más competitivos.

 

¿Cómo fue ese trance?

Enfrentamos una apertura comercial. Lo que creo que no se previó en aquella época es lo que ya hacían los países desarrollados. Me tocó ir a Arkansas; logramos un estudio sobre cómo estaban justificando la baja de aranceles para que pudieran importar. El mensaje que recibimos es que en materia de alimentos los países desarrollados no iban a cambiar su política, ya que el subsidio a los alimentos era y es una estrategia de estado.

Cuando regresamos con ese mensaje hubo mucha oposición. A final de cuentas se dio la aplicación de subsidios para producir, pero tuvimos que luchar para que dejaran de ver una tonelada de cualquier cereal como una computadora o una prenda de la que puedes prescindir.

 

Si hace una valoración del sector alimentario, ¿cómo lo calificaría?

A nivel nacional en el sector alimentario el avance es impresionante. El Tratado de Libre Comercio nos abrió muchas puertas y, desde mi punto de vista, ha sido muy positivo el balance; hoy las exportaciones agroalimentarias son grandísimas. Hemos conseguido aportar más dividas al país.

En el tema tecnológico, particularmente en la producción de legumbres estamos mucho más avanzados que la competencia que es Florida. Tenemos tecnología de primer nivel, conseguimos productos de alto nivel; la transformación ha sido muy positiva. Sin embargo, en materia de granos tengo mis reservas, porque seguimos combinando la agricultura de sobrevivencia con la comercial, son muy diferentes y es complicado tener una política pública que no te haga una separación y no se trata de más apoyos, sino de una separación conceptual y de reglas del juego.

Adolecemos por la falta de certidumbre y rentabilidad; estamos tratando de llegar a un punto de equilibrio, a un punto donde los productores tengan certeza.

 

¿Qué esperan de la negociación del TLCAN?

Estamos bien representados con Pablo Castañon, y por Bosco de la Vega, presidentes del Consejo Coordinación Empresarial y del Consejo Nacional Agropecuario, respectivamente. Confiamos y lo más importante es que nos están tomando en cuenta.

En el TLCAN esperamos revisiones de temas generales, aunque están buscando las gentes de Florida y California cambios en las reglas de comercio. Entre lo que están tratando de cambiar, hemos sido advertidos, son las reglas de dumping, quieren reducir el número de solicitantes para una investigación; pero esto lo estamos tratando de ver por separado para que no se mezcle. Lo otro que quieren es que el departamento de Comercio pueda iniciar un proceso de oficio, que no necesite un planteamiento para impedir la venta de nuestro producto.

Asimismo, buscan que cada país ponga sus reglas para la apertura y cierre de cupos.

Lo que sí se está revisando de manera general son los temas fitosanitarios, laborales y ambientales, de esto no nos vamos a librar y sí creo que el acuerdo necesita ciertas actualizaciones conforme a lo que vivimos. Confiamos en que los cambios que se hagan serán para bien.

En el aspecto laboral vale la pena destacar dos situaciones muy diferentes; ellos pretenden que se iguale los salarios en los tres países, pero este es un tema económico, de mercado, que no se resuelve por decreto. Este atiende circunstancias económicas de las regiones. Aquí en Sinaloa nadie gana el mínimo.

 

En tanto a la producción de granos, ¿cómo avizoran la rentabilidad?

Lo que es un hecho es que cada vez más el gobierno tiene menos dinero para subsidios, por eso habrá que meternos directo a mejorar la capacidad productiva y ser más competitivos para blindarnos de los problemas y superar mucho más fácil los obstáculos. Hay que plantearnos unos cambios y que sea una actividad con verdadero impacto para cumplir con los retos de certidumbre y rentabilidad.

También hay que ver que en el terreno de los granos hay tres rubros de variables. Unas dependen de nosotros al cien por ciento; otros son los temas macroeconómicos y el clima. Y el tercero es lo que hace el gobierno con los subsidios.

 

En la horticultura, ¿cuál es el reto más fuerte que tienen?

Mercados y el tema de certificación, inocuidad y responsabilidad social. Hay mucho que hacer alrededor de estos temas. Hay que blindar al estado y se cumpla con todas normas de sanidad.

Por parte de la AARC ya estamos en la búsqueda de nuevos mercados, estamos abocados a estudios y opciones bursátiles, ventas anticipadas y capacitando al agricultor para que vea lo que existe.

 

¿Cómo ha visto al actual gobierno?

Con toda la disposición, además Juan Habermann tiene todo el apoyo del gobernador. Vienen cosas favorables y viene un restablecimiento de relaciones con Sagarpa a nivel federal y con Aserca. Los sinaloenses estamos muy tachados en términos vulgares de gandayas, pero bueno hay que llevar proposiciones también

 

¿Cómo se ha sentido siendo presidente de la AARC?

Pues con muchos retos y satisfecho con algunos logros que hemos tenido. Estoy en mi medio, y alineados en nuestra Asociación con la Caades y en general con gobierno del Estado, con un secretario (Juan Habermann) que conoce muy bien la problemática; creo que es una gran oportunidad para Sinaloa de llevar a buen final las políticas públicas que estamos impulsando.

La verdad es que siendo o no presidente siempre estuve involucrado y participando en los consejos.

 

Recientemente Agrícola Chaparral recibió el reconocimiento Eleven Rivers, ¿qué significa este distintivo?

Estamos muy contentos, porque es complicado obtenerla. Además, es un sello que nos pone por encima de otros productores de Estados Unidos. Este certificado nos genera una cultura de cumplimiento de los estándares de calidad.

 

 

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