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Fitosanidad

Agricultura sostenible regenerativa.

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Frijol ejotero con riego por goteo, en agricultura de conservación.

Ing. Esteban Michel Ramírez | Director de PROAIN

En los últimos 10 años se ha intensificado el análisis y la discusión sobre la necesidad de llevar el registro y la medición de la huella hídrica, la huella de carbono y la huella ecológica, en la producción de bienes y servicios para satisfacer la demanda de 8000 millones de habitantes del planeta que recién este año se registraron.

En las actividades primarias, industriales y de servicios, las más criticadas por cuestiones de contaminación ambiental y contribución a la emisión de los gases de efecto invernadero (GEI), del calentamiento global (CG) y del cambio climático (CC) han sido las primeras mencionadas y, dentro éstas la Ganadería es la que mayores efectos nocivos se le atribuyen, por ejemplo, ser responsable del 18% de la emisión de GEI, dentro de los cuales figuran el óxido nitroso (N2O), el dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4).

La Agricultura es otra de las actividades que por los sistemas de producción tradicionales que aplican, no son sostenibles, mucho menos regenerativos, debido a que realizan un excesivo laboreo de los terrenos, porque son dispendiosos de agua y además hacen un uso indiscriminado de agroquímicos. Expertos acusan que la actividad agrícola genera el 30% del total de los GEI, principalmente debido -se reitera- al uso de fertilizantes químicos de síntesis, plaguicidas y desechos animales, además por la alta remoción del suelo durante la labranza tradicional que libera el carbono orgánico del suelo (COS) capturado.

Los pronósticos nos son nada esperanzadores ya que, según la FAO, “esa tasa seguirá aumentando como consecuencia del incremento de la demanda de alimentos por parte de una población mundial cada vez mayor, el aumento de la demanda de productos lácteos y cárnicos, y la intensificación de las prácticas agrícolas.” FAO/IAEA Organismo Internacional de Energía Atómica. Mayo,2023

El mayor consumo de agua se registra en la Agricultura a nivel mundial con 77% del total, el resto es para consumo doméstico, industrial y otros usos. en nuestro país el consumo es mayor, teniendo una huella hídrica considerable, sólo por mencionar un dato para producir un kilogramo de maíz se aplican 900 litros de agua. (Conagua, 2022)

El suelo es otro de los elementos del Agroecosistema que requiere restaurarse, ya que no basta con conservarlo, debido a que más del 60% sufren diferentes niveles de degradación física, química y biológica, lo cual se manifiesta con erosión hídrica y eólica, excesiva compactación, alta salinidad, disminución de la velocidad de infiltración del agua y de la materia orgánica, lo que afecta drásticamente la fertilidad de los suelos.

Para revertir la situación anteriormente descrita, la propuesta de valor es implementar un modelo de Agricultura Sostenible Regenerativa (ASR), cuyo eje transversal es la Labranza de conservación, a la cual se le suman los componentes de Nutrición Balanceada, el Manejo Integrado de Plagas, enfermedades y malezas MIPEP, y el Uso racional del agua vía tecnificación del riego.

La ASR tiene como propósitos fundamentales, hacer un uso racional y consciente de los recursos agroecológicos actuales, principalmente suelo y agua, por las generaciones actuales, sin detrimento de su posterior aprovechamiento por las generaciones futuras y sin menoscabo de su productividad.

Los principios de la Agricultura Sostenible Regenerativa son 1) Mantener cobertura del suelo 2) Disminución de la labranza (mínima o nula remoción del suelo), 3) Diversidad de cultivos, 4) Mantener raíces vivas en el terreno 5) Reducir paulatinamente el uso de Pesticidas y agroquímicos y 6) Incorporar a la Ganadería.

La práctica continua de la ASR a la postre, contribuirá a recuperar la salud del suelo, logrando la restauración paulatina de sus componentes físicos, químicos y biológicos, pero para ello se requiere registrar, medir, evaluar y retroalimentar, partiendo de un diagnósticos de año cero o línea base, con la caracterización agronómica del predio, con un análisis de suelo, agua y microbiológico y proyectando a  mediano y largo plazo ( 5, 10 y 15 años), los resultados que esperamos obtener por la intervención del Agrónomo y del productor en esta tarea pendiente.

Ing. Esteban Michel Ramírez es actualmente director de PROAIN, agrónomo con especialidad en fitotecnia por la Universidad Autónoma de Chapingo.

Con amplia experiencia en el Centro de Desarrollo Tecnológico Villadiego (FIRA), en Valle de Santiago, Guanajuato. También fue gerente de desarrollo de una de las principales semilleras de maíz en México.

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