El Congreso de la Unión aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2026 y, una vez más, el campo mexicano quedó relegado. Tras semanas de discusión, apenas se reasignaron poco más de 640 millones de pesos para agricultura dentro de un gasto público que rebasa los 10 billones de pesos. En números redondos, el agro recibió menos del 0.01% adicional respecto al proyecto original.
Muchos de nuestros agricultores lectores de Revista Comentarios entienden bien lo que esto representa. Con los precios del fertilizante, la semilla, el diésel y la mano de obra en aumento constante, una reasignación tan pequeña se diluye frente a los costos reales de producción. En un estado agrícola como Sinaloa, esa cantidad apenas alcanzaría para rehabilitar un par de canales de riego o atender un pequeño distrito agrícola.
El grueso del presupuesto sigue concentrado en programas sociales como Sembrando Vida y Fertilizantes para el Bienestar, enfocados en la agricultura de autoconsumo. Son programas con impacto social, pero no sustituyen la inversión en infraestructura hídrica, innovación tecnológica ni apoyo productivo para la agricultura comercial, que es la que genera empleos, exportaciones y divisas para el país.
Mientras tanto, los productores sinaloenses enfrentan una realidad compleja. Las presas del estado apenas rondan el 46% de su capacidad y los costos de energía y transporte continúan presionando la rentabilidad. A pesar de ello, el presupuesto aprobado no contempla recursos significativos para modernizar redes de riego, invertir en almacenamiento de agua o fortalecer la investigación agrícola. El mensaje es evidente: el campo deberá seguir haciendo más con menos.
De acuerdo con el dictamen aprobado por la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, los 640 millones de pesos adicionales se destinarán a proyectos de “infraestructura rural sustentable”. Sin embargo, surge una pregunta que muchos se hacen: ¿cómo se distribuirán esos recursos y bajo qué criterios? Sin reglas de operación claras ni mecanismos de transparencia sólidos, el riesgo es que esos fondos se diluyan en trámites o se concentren en zonas con mayor peso político.
Las expectativas del sector eran muy distintas. Diversas organizaciones agrícolas y analistas plantearon que el agro requería incrementos de varios miles de millones para enfrentar el cambio climático, la competencia internacional y la caída de precios de los granos básicos. Las reasignaciones finalmente aprobadas apenas cubren una fracción mínima de esas necesidades, lo que refleja una desconexión entre las urgencias del campo y las prioridades del gobierno federal.
El resultado confirma un patrón que se repite año tras año: la agricultura productiva sigue sin ocupar el lugar que merece en la agenda nacional. Sinaloa, responsable de buena parte de los alimentos que llegan a las mesas de México y de otros países, observa cómo sus desafíos estructurales —agua, energía y modernización tecnológica— quedan fuera del radar presupuestal.
Frente a este panorama, el reto para el gobierno estatal y las organizaciones del campo es actuar con mayor capacidad de gestión. No basta con señalar la falta de recursos, se necesita asegurar que los fondos existentes se utilicen con eficiencia y visión de largo plazo. También urge impulsar esquemas de financiamiento complementario, alianzas público-privadas y programas de innovación que permitan mantener la competitividad del agro sinaloense.
Muchos de quienes nos leen desde los valles agrícolas o desde las oficinas del sector agroalimentario se preguntan: ¿cuántos años más deberá esperar el campo mexicano para ocupar su lugar en la mesa del desarrollo nacional? Mientras los presupuestos se aprueban sin cambios de fondo, los productores siguen sembrando, la tierra continúa dando frutos y la esperanza rural persiste, sostenida por la voluntad más que por la política pública.
El campo mexicano no pide privilegios, pide visión. Una visión que entienda que sin inversión en agricultura no hay desarrollo sostenible ni seguridad alimentaria posible.
Esto fue Visión Agrícola 360: El Panorama Completo del Campo Mexicano.


